1. Las emociones son las protagonistas
El estado emocional condiciona fuertemente el funcionamiento del cerebro. El estado de ánimo puede modular las funciones cerebrales superiores como el lenguaje, la toma de decisiones, memoria, percepción, atención, entre otros. Esto puede determinar la adquisición de nuevos conocimientos. ¡Acompaña el aprendizaje de tus alumnos con emociones positivas!
2. No hay “buenos” ni “malos” estudiantes
El cerebro ha demostrado tener una increíble capacidad de aprender y reaprender, y por ello, no podemos pronosticar el éxito o fracaso de ningún estudiante. Los cambios que sufrirá su personalidad a lo largo de su vida hacen que no podamos establecer que un determinado comportamiento se repetirá durante muchos años sin alteraciones.
3. Evita el estrés
Es importante que profesores y educadores proporcionen un clima de aula positivo y seguro, evitando palabras y actitudes que provoquen situaciones estresantes para los alumnos. El estrés, entre otras muchas consecuencias, disminuye la capacidad cognitiva y su estado emocional.
4. Planifica experiencias multisensoriales
Intenta emplear diferentes recursos para presentar la información de forma atractiva para favorecer el aprendizaje. Las experiencias que nos permiten percibir el mundo a través de todos nuestros sentidos permiten que el aprendizaje sea mucho más significativo.
5. Se aprende con todo el cuerpo
Los últimos experimentos nos han enseñado que los ejercicios y el movimiento están íntimamente ligados con el aprendizaje, demostrando que cuerpo y cerebro aprenden juntos.
Y tú, ¿Cómo utilizarías estos datos para mejorar tu práctica pedagógica? Como ves, enseñar no es tarea fácil y bien lo saben los profesores. Por ello, toda la información que oriente el proceso de enseñanza-aprendizaje contribuye enormemente a una mejora escolar.
Fuente: Elige Educar.
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